“ ¿Cómo es mi vida sin ti? Pues sin ti sí que es vida. Libre por fin ya sin ti, aleluya en la vida. Yo solo hago frente a cualquier situación, sin ti todo es fácil, sin ti no hay tensión. Ha vuelto el felino canalla, el terrible ciclón”.
“Miau”, del disco “1999” de Love of Lesbian.
Poco fotogénica pero bella, Elena es una madrastra buena. Ni todas las normas aéreas en materia de mascotas, ni todas las libras del mundo, ninguna cuarentena felina, ni el protocolo en cuanto a transportines se refiere, impedirán lo irremediable. No sin mi gata.
Un par de mañanas con Jacob, un vistazo demasiado fugaz a la estrella incrustada en la piel de su homoplato. Revolución... Algunas conversaciones interesantes y aquélla alusión a lo ardillesco de sus ojeras.
A Elena le pierden las plumas. Y las hojas. Sobre todo las hojas que parecen plumas y las plumas que parecen hojas. También es admiradora de esas construcciones increíbles que fabrican los pájaros con ramitas. Ella tiene un nido en la cabeza; una maraña donde sólo nacen cosas bonitas que salen volando por los aires.
John lo alquiló por unas horas en un bar de Tokio donde la carta tentaba con los más bellos ejemplares de las más selectas razas gatunas. Tenga mascota mientras le dure el té de algas. Su preferido casi parecía un dibujo manga. Lo recorté e hice una careta para mi amigo.
